
Más tarde se convirtió en plaza de toros, en los tiempos en que las corridas eran uno de los espectáculos más populares de la población, hasta que fueron definitivamente prohibidas, en Septiembre de 1823, por Ley del Congreso Nacional. De allí, de esa plaza de toros, fue surgiendo la plaza pública, que tomó el nombre Orrego, que cambió por Plaza de la Victoria, poco después del triunfo en la batalla de Yungay, en 1839.
También en esos tiempos se utilizaba como patíbulo, allí fueron ajusticiados en 1837 el coronel José Antonio Vidaurre, el capitán Santiago Florín y otros participantes en el asesinato del Ministro don Diego Portales. Además fueron fusilados en 1852, el teniente Cambiaso y cinco de sus cómplices en el sangriento motín de Punta Arenas.
Al terminar el siglo XIX ya la Plaza había adquirido un singular esplendor merced de las obras de ornato y jardinería que se iniciaron después de 1870, bajo la administración de don Francisco Echaurren. Para el año 1906, luego del terremoto, se convirtió al igual que los demás paseos públicos, en un campamento de damnificados.

Tiene una glorieta donde se ofrecen espectáculos públicos. Recientemente fue remozada y posee una buena iluminación durante la noche, junto a ella se ubica la Iglesia Catedral, Plaza Simón Bolívar y Biblioteca Severín.
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